A lo que iba. Hoy os voy a enseñar una idea que se me ocurrió cuando tuve que pedirle prestada a Gemma la silla de paseo de Ariana. Y es que la que yo tenía se me estaba desmontando por fases y empezaba a desconfiar de que aguantara al "trastillo" de mi enano (Éric). Después de pasar por Nerea, la heredó él y os aseguro que la pobre silla aguantó lo inimaginable, hasta que ha dijo: Basta Ya!
Como iba diciendo, Gemma muy amablemente me prestó la suya pero me advirtió de que las asas estaban bastante tocadas y que había tenido que hacer un apaño con cinta aislante. En principio no le di mayor importancia, hasta lo llevé un par de días y las manos se me quedaban un tanto pegajosillas... Así que se me encendió la bombilla handmade y dije: Esta sillita me está pidiendo que le haga unas fundas super-fashion de crochet.
Es curioso, creo que a veces vivo en la inopia, porque justo cuando me disponía a hacer mis funditas, mi hermano y mi cuñada me enseñaron unas similares que habían comprado creo que en unos grandes almacenes o por internet. Desconocía que eso estuviera comercializado, aunque con lo malas que salen las de origen era obvio que a alguien se le ocurriera hacerlo. Sabido esto, estuve tentada a comprarme unas, pero después, meditando un poco el tema decidí que si me las podía hacer yo mejor que mejor. Así que me puse con ello inmediatamente.
Tenía lanas de colores por casa de las baratillas, que uso normalmente para hacer pruebas o alguna manulidad con los niños (a estas alturas del blog debéis pensar que yo en casa tengo de todo... pues casi que sí, como dice Lali, padecemos un poco de Síndrome de Diógenes). Rebusqué pues entre los diferentes colores y curiosamente tenía negro y pistacho que me venían ideales para hacer las asas a conjunto con los colores del carro. Cogí la aguja que se ajustaba al grosor de la lana (en este caso del núm.4) y me dispuse a tejer en circulo todo a punto bajo, cual si fuera un muñeco de amigurmi. Empecé con un círculo mágico y fuí aumentando hasta que quedó cubierta la tapa de las asas y luego seguí tejiendo sin crecer hasta que creí conveniente hacer un cambio de color y por último hasta que tuve una longitud que me pareció suficiente y entonces cerré y... ¡tachán! Fundas calentitas para la silla de paseo.
Por cierto, ha habido mucha gente por la calle que me ha parado para hacerme un comentario al respecto... Así que si alguien está interesado en unas fundas como esta o en algo más de lo que hagamos en el blog no dudéis y poneros en contacto con nosotras. Estaremos encantadas de atenderos.
Eva
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